El éxito se trata de aprender a gestionar el error.
El camino hacia el éxito está pavimentado por dolorosas fallas y equivocaciones. Pero no puede ser de otra manera; es momento de redefinir lo que entendemos por llegar al éxito.
Es difícil hablar del fracaso. Incluso entre colegas sigue siendo un tema que prefiere no abordarse, principalmente porque seguimos relacionándolo con sentimientos como la vergüenza o la culpa. Seguimos tratándolo como si fuera una excepción, como si las empresas y quienes forman parte de ellas no enfrentaran situaciones adversas a diario, como si equivocarse no fuera cosa de todos los días. Hasta hace unos años, en las universidades y escuelas de negocios era igual. Se formaban estudiantes con la mira en un solo escenario, el del éxito. Sin embargo, cada vez son más las voces que señalan al fracaso como una parada ineludible en el camino de la creación y la innovación, y hacen énfasis en las ventajas (de aprendizaje continuo, por ejemplo) que pueden brindar a las personas y a las organizaciones si saben cómo manejarlo.