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Cuando determinamos adecuadamente el costo de producción conocemos que habrá una parte variable en los mismos, así como una parte fija; cuando el costo fijo de una empresa no se diluye entre un buen nivel de producción, sus gastos indirectos de fabricación fijos están en un punto donde pueden comenzar a generar costos de producción por arriba de sus precios de venta, sobre todo si sus márgenes de utilidad son bajos o limitados.

Conocer a un buen nivel detalle lo que integra el costo de producción en mi organización, el driver o generador de los mismos, el tipo de costos, directo o indirecto, su característica de fijos o variables, y cómo influye cada componente, cada cuenta o concepto contable y cada operación de fabricación en la determinación del costo de producción y la valuación de los inventarios de producción en proceso, producto semi terminado o intermedio y producto terminado, nos permitirá entre otras muchas cosas poder medir y controlar el efecto que cada partida tiene a favor o en contra de mis niveles de eficiencia, productividad y finalmente de rentabilidad.

El uso eficiente de la capacidad instalada representa un hito en el logro de niveles de rentabilidad por producto que sea acorde al nivel de la inversión de capital que se requirió, o que representa en términos de arrendamiento de inmuebles y maquinaria y equipo entre otros como parte del costo de producción.

El contar con un alto nivel de capacidad en términos de volúmenes de producción y que este no se esté explotando eficientemente considerando “lo que puedo producir en términos de disponibilidad de recursos de mano de obra y maquinaria”, y no lo que estoy produciendo por restricciones de demanda o situaciones no previstas como lo que actualmente se vive en términos de producir por debajo de mi capacidad e incluso no producir.

Al respecto las “Normas de Información Financiera (NIF) en su boletín C-4 INVENTARIOS”, nos aporta el enfoque de lo que se puede o debe considerar como gastos indirectos de fabricación fijos:

Ante la actual situación que se está viviendo generada por la pandemia del COVID-19 existen muchas empresas que han disminuido el uso de su capacidad instalada, o incluso la tienen restringida o sin uso al 100%, y siguen erogando y absorbiendo ciertos gastos indirectos de fabricación de índole fijo, lo cual tiene un efecto importante en términos de “lo que se está dejando de producir y los costos fijos en los que se sigue incurriendo.

La misma  “Norma de Información Financiera (NIF) en su boletín C-4 INVENTARIOS”, párrafos 44.3.5 y 44.3.6 señala de manera clara los siguientes supuestos:

Basados entonces en estas 3 claras reglas o definiciones que nos aportan las Normas de Información Financiera (NIF) en su boletín C-4 INVENTARIOS”, es importante hacer un detallado análisis de cada periodo o mes en que el uso de la capacidad productiva instalada de nuestras organizaciones ha sido subutilizada por efectos de la actual pandemia, con el fin de determinar y “valuar” ese efecto con la finalidad de medir hasta donde es importante y de serlo poder incluso segregarlo del costo de producción que corresponda a los bienes que sí se hayan fabricado en términos del uso de la “capacidad normal”, ya que si bien no dejan de ser “costos del periodo” estos deberán de tener un tratamiento contable y financiero distinto a los costos de producción en términos de la operación normal de la planta, en cuyo escenario “normal” pasarían a formar parte del valor del inventario en proceso y a su vez del producto terminado.

Vale la pena consultar con un experto en temas fiscales si es o no conveniente tratar estos “costos de capacidad instalada no utilizada” derivados de la actual pandemia como “gastos o pérdidas del periodo por caso fortuito”.

La clasificación correcta de los costos y gastos en nuestras organizaciones son el principio básico para generar información financiera y operativa de calidad y con valor para la toma de mejores decisiones, que al final se traducen en nuestros niveles de eficiencia, productividad, rentabilidad e incluso de flujos de efectivo favorables.

En el caso particular del costo de ventas, cuando se deriva del costo de producción, es relevante hacer este análisis particular, ya que en muchas organizaciones el costo de ventas llega a representar hasta el 90% de la deducción total no sólo contable, si no también fiscal, lo cual le da una importancia sustancial mayor a el costo de producción y ventas.

Recordando que los costos de producción son parte del valor de los inventarios y su tratamiento contable, financiero y fiscal siempre será diferente al de los gastos de operación, llámense estos gastos de venta, comercialización, distribución o logística, administración o incluso financieros.

Ante todo lo más importante es siempre dar observancia y cumplimiento a las Normas de Información Financiera (NIF), ya que estas constituyen una verdadera base práctica de consulta ante escenarios imprevistos o inusuales como el que se vive actualmente derivado de la pandemia del COVID-19, u otros como desastres naturales, pérdidas por incendios, robo de mercancías, obsolescencia de inventarios, etc., sólo por mencionar algunos supuestos.

“La calidad y cantidad de la información contable y financiera de que dispone una Organización determina el grado de asertividad en las decisiones tomadas”

 
 

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